Son una maravillosa herramienta. Con un par de medias móviles bien calibradas y las bandas de bollinguer, puede que no necesitemos más.
Y es que el cuerpo de un vela lo encierra todo. Especulación, alegría, tristeza, éxito, fracaso...no terminaríamos nunca.
Por supuesto el precio también y este más los muchos otros factores conforman un elemento capital: el volumen.
El volumen es parte intrínseca del precio y también podemos decir lo contrario. Cuando ambos aumentan, aumentan las ganancias...o las pérdidas. Cuando disminuyen el mercado entra en tediosos movimientos laterales. Y cuando uno baja y el otro sube o una sube y el otro baja, suelen producirse las explosiones en una u otra dirección.
En mi opinión, no hay mejor medidor del volumen que las velas japonesas.
Observa:
La gran vela roja bajista diaria nos lanza un mensaje: Hubo una explosión de precio (venta) y volumen. La consecuencia fue un gran movimiento.
Pero fíjate en su sombra alargada. Nos cuenta que el precio retrocedió. Y la perdida de interés por la venta (notoria), causó al día siguiente un descenso del volumen (vela siguiente) tan grande, que el precio no se movió apenas.
Mismo ejemplo en la dirección contraria.
Ahora vemos como las dos grandes velas alcista y bajista, nos indican que precio y volumen fueron de la mano.
Y aquí tenemos un ejemplo de disminución de precio y volumen; desinterés por los bajistas, que causa un cambio en el mercado.
Espero haber podido ayudar a una mejor comprensión de este verdadero regalo que son las maravillosas VELAS JAPONESAS.
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